Los inicios del mundo de la inteligencia artificial estuvieron representados por las burlas del género de ciencia ficción, que imaginaba robots que tenían capacidades similares a los humanos, como el hombre de hojalata del famoso Mago de Oz, en la primera mitad del siglo XX. A partir de ahí, fue un mundo de infinitas posibilidades.
No pasó mucho tiempo hasta que los científicos reales comenzaron a estudiar este campo. En la década de 1950 ya teníamos toda una generación que estaba más que familiarizada con el concepto de inteligencia artificial (IA), sin importar su especialidad: matemáticos, científicos e incluso filósofos. De esta reunión destacamos a Alan Turing, un joven erudito que conectó los puntos entre la resolución de problemas humanos y mecánicos. Consideró que si los humanos usaran la información disponible y la razón para pasar por este proceso, las máquinas deberían poder hacer lo mismo.
Esta simple declaración inició la discusión sobre cómo construir IA y cómo probarla.
Los primeros comienzos
Lamentablemente, la idea era demasiado temprana para su época. Alrededor de la década de 1950, las computadoras no estaban lo suficientemente avanzadas para la complejidad que la IA aportaba al juego. El problema principal era que no podían almacenar comandos, entenderían las tareas que se les asignaron y las ejecutarían, pero no las recordarían después. Además de esto, las computadoras aún eran algo raras. Solo se encontrarían en universidades distinguidas o grandes empresas y alquilarlas era una fortuna. Por lo tanto, el primer y gran paso que hubo que superar fue convencer a las personas adecuadas de que la IA era una posibilidad segura.
En el Proyecto de Investigación de Verano de Dartmouth sobre Inteligencia Artificial en 1956, ocurrió el milagro. John McCarthy y Marvin Minsky organizaron la conferencia y discutieron todas las posibilidades con los mejores investigadores de muchos campos, quienes estuvieron de acuerdo en que la IA ya no era solo una fantasía.
La impresionante evolución
A partir de ahí, todo fue posible. Primero, las computadoras evolucionaron lo suficiente como para soportar todo el proceso, luego los principios de la IA se aplicaron a situaciones reales. El primer gran avance fue en 1997, cuando Gary Kasparov, un campeón mundial de ajedrez, fue derrotado por un programa de juego de ajedrez. No pasó mucho tiempo hasta que estos programas también abordaron el mundo de los casinos, derrotando incluso a los mejores jugadores. Otra gran evolución estuvo representada por el primer software de reconocimiento de voz, implementado en Windows, y el primer robot que no solo podía reconocer, sino también mostrar emociones.
Sin fronteras con respecto a las industrias
Muy pronto, el fenómeno se extendió por diversas industrias cotidianas que podrían beneficiarse de dicha tecnología: negocios, marketing, banca e incluso entretenimiento. No necesariamente de manera lenta, pero constante, la IA también comenzó a ser parte de nuestras vidas simples. Ya sea que estemos hablando de las máquinas que nos dirigen y guían cuando nos ponemos en contacto con empresas, o de misiones serias que tienen en cuenta la integridad de los humanos, casi no hay campo actual que la IA no pueda mejorar, de una forma u otra.
Cirugías y prótesis
Los médicos ahora reciben ayuda con mucha más precisión y control, a veces crucial para el resultado de una cirugía muy sensible, gracias a los robots quirúrgicos. Por lo tanto, los pacientes no solo tienen una mayor tasa de supervivencia y recuperación, sino que también se acorta el período de estadía hospitalaria necesaria, lo que se traduce en una mayor eficiencia en los médicos y hospitales en general.
Los pacientes paralizados también se benefician de las grandes maravillas de la evolución tecnológica actual. Si un escenario en el que los brazos robóticos podían controlarse a través de un chip implantado en el cerebro solía sonar como una invención de ciencia ficción, hoy la IA lo hace posible. De esta manera, los pacientes no solo pueden recuperar la movilidad, sino también el sentido del tacto.
Ayudando al medioambiente
Lo más probable es que todos sepamos ahora la importancia de las abejas en nuestro medio ambiente. Sin ellos, la polinización de los cultivos no podría ocurrir y la hambruna comenzaría a colarse por las grietas. Lamentablemente, están en peligro por todos los pesticidas que se liberan y las enfermedades a las que son propensos y el hecho de que sus poblaciones no son exactamente lo que llamaríamos numerosas, la existencia de sus servicios comienza a estar en riesgo. Para superar este problema, se ha creado un robot abeja en forma de dron para replicar la polinización, mediante IA, una cámara con alta resolución y GPS.
Hablando de especies en peligro de extinción, se han desarrollado aplicaciones como eBirds o iNaturalists para ayudar en la identificación, seguimiento y protección de varias especies, mediante la recopilación de información sobre poblaciones, ecosistemas y migración de muchos especialistas de varios departamentos.
Estos son solo algunos de los dispositivos recientes de la IA en nuestras vidas, pero recuerde que las posibilidades son casi infinitas. Es increíble observar la rápida evolución, especialmente considerando todos los beneficios que tiene nuestra sociedad, que podrían pasarse por alto. ¡Esperamos los próximos grandes avances!
Source: https://erpnews.com/the-historical-uses-of-artificial-intelligence-past-and-present/